jueves, 12 de noviembre de 2015

Excusas de verdad

Pretty y Silbidito conversaron el otro día en pijama con la comodidad de dos hermanas. Silbidito estaba vertiendo lejía en el lavabo del aseo, levantó la cabeza y sorprendió a Pretty a punto de inquirir.
-Tú no tienes carnet de conducir- dijo por fin. 
Hay que tener entender un matiz de la personalidad de Pretty. Es una persona muy curiosa y con cierta tendencia a organizarse la cabeza conversando con los demás. Detrás de cada afirmación de Pretty se esconde una pregunta o confesión que sacará antes o después. Esto quiere decir que no hay que extrañarse de sus repentinas afirmaciones: solo está calentando el terreno para preguntar o confesar un pesar.
Respondió Silbidito: efectivamente.
-Porque no te hace falta.
-Porque no tengo dinero.
-Claro, y a mí tampoco me hace falta.
-Claro.
-Hay gente a la que sí: por ejemplo, quien tiene que desplazarse para trabajar o para estudiar. Pero hay quien también lo tiene y no le hace falta.
-¿Cómo sabes que no les hace falta?
-Porque están en la misma situación que nosotras.
-Ya.
-Esas personas se pueden ir de excursión.
-Y tú también puedes, en autobús o en tren.
-Claro que sí. Yo no me saco el carnet porque no me hace falta.
Silbidito no respondió.
-No me hace falta, ¿a que no? ¿a que no me lo saco por eso?
-No, Pretty, ese no es el motivo.
Pretty soltó una risilla nerviosa.
-Hay ciertas cosas que no son compatibles con otras.
-Ya.
Pretty no dijo nada durante un rato.
-Y no pasa absolutamente nada, ¿sabes?, yo, por ejemplo, con lo despistada que soy tampoco debería. Y no tengo dinero, ¿me ves lamentarme?- dijo Silbidito.
-Claro que no- respondió enérgica.
-No pasa nada por eso, no es un problema.
-¿No?
-No. ¿Lo has hablado con la psicóloga?
-Dice que no me hace falta sacarme el carnet.
-Pues nada.
Se miraron durante un rato.
-¡Te vas a manchar de lejía!- exclamó Pretty.
-¡Joder!- se estaba derramando el bote. Pretty soltó una carcajada ante la reacción de Silbidito.
-Controla esa boca, maleducada.
-Lo siento, soy una despistada.
-Menos mal que estoy yo, ¿eh?
-Total. No sabes lo que me haces falta.
-Ya, yo también ayudo.
-Te estoy diciendo que sí.
-La lejía.
Mientras Silbidito enjuagaba la lejía derramada, Pretty dio un par de vueltas por el baño como si no pudiera estarse quieta de emoción o como si estuviese procesando algo. Cuando ambas terminaron con sus labores suspiraron y:
-Bueno, qué, ¿nos vamos de excursión?
-¡¿A las cuevas de Calasparra?!- exclamó Pretty con expresión de personaje Disney sorprendido.
-Por ejemplo.
-¡Lo tenemos que organizar!
-¿Te encargas tú de la burocracia?
-Obvio.
-Al pelo. Yo busco un buen bus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario